El modelo integrador de ayuda alimentaria de Cáritas de Barcelona parte de un análisis y valoración de iniciativas voluntarias de ayuda alimentaria que la propia Cáritas u otras organizaciones han llevado o llevan a cabo y de una voluntad de desarrollo y mejora a partir de ellas Si bien declaran como objetivo que los poderes públicos garanticen a todas las personas ingresos con los que adquirir alimentos, consideran que están justificadas, en este momento, iniciativas de ayuda alimentaria llevadas a cabo por organizaciones voluntarias y, en las suyas, están implantando un modelo con los siguientes criterios:
- Preferencia por la ayuda económica (o, en su defecto, tarjetas) y la mayor libertad en su utilización por parte de la persona, frente a la ayuda en especie.
- Integración de las actividades de ayuda alimentaria a las personas más desfavorecidas, en lo posible, en estructuras o procesos de distribución de alimentos no focalizados sobre ellas (por ejemplo, una cooperativa de consumo de productos ecológicos de proximidad).
- Participación de las personas destinatarias de la ayuda como personal voluntario o remunerado dedicado a la propia actividad.
- Integración, en lo posible, de los procesos de producción (como huertos comunitarios o talleres de cocina) y distribución de alimentos, en clave de soberanía alimentaria y sostenibilidad ambiental.
- Incorporación de opciones de reparto de comida a domicilio o de espacios para compartir la comida en compañía.
- Horizontalidad, cercanía, confianza, empatía, respeto, dignidad, igualdad y reciprocidad como características de las relaciones entre las personas voluntarias y destinatarias.
- Denuncia del despilfarro que supone el actual mercado de alimentos.
- Incorporación de tecnologías digitales de la información y la comunicación para una gestión más eficiente de los flujos de alimentos.
- Evitar elementos estigmatizantes como las colas o la exigencia de contraprestaciones o certificaciones.
- Consideración de aspectos objetivos y subjetivos de calidad y valor de la comida en relación con situaciones de salud, edades, cultura, religión u otras características, situaciones u opciones de las personas.
La profesora Marta Llobet, de la Universidad de Barcelona, está estudiando movimientos similares y su desarrollo en la crisis económica que comienza en 2008, como vía alternativa a los bancos de alimentos más convencionales, con una perspectiva comparada entre varios países (ver, por ejemplo, aquí).
(Esta descripción está basada en el libro de Mercé Darnell y otras, de 2016, titulado Fràgils. L’alimentació com a dret de ciutadania y aparece, como una de las buenas prácticas descritas, en las páginas 116 y 117 del libro Acción voluntaria. Caminos de libertad y solidaridad, disponible sólo en papel, sobre el que se puede obtener más información aquí.)