En el centro, la palabra “regulación”, representando la política, entendida como la toma de decisiones para cursos de actuación y (re)generación de estructuras mediante leyes u otros instrumentos. Partiendo de la percepción de que estamos en un momento de replanteamiento global del contrato social en nuestra sociedad.
Desde ese centro, los cuatro puntos cardinales a no perder de vista serían:
- El territorio, es decir, la demarcación geográfica de referencia (municipal, autonómica, estatal, europea o mundial).
- El conocimiento, base de cualquier decisión.
- Los recursos disponibles, ahora y en el futuro, para dar satisfacción a las necesidades de las personas.
- La legitimación, combustible imprescindible en una sociedad democrática.
El primer elemento definitorio del contrato social que podamos (re)construir es el de nuestras finalidades y, entre ellas, la principal, que puede ser:
- La igualdad, si lo que más nos importa es el reparto equitativo de los bienes entre la diversidad de personas.
- La eficiencia, si lo que priorizamos es incentivar la autonomía y creatividad para producir y disfrutar de esos bienes.
- La cohesión, si nuestro foco está en el vínculo social que nos une como comunidad.
En segundo lugar, construimos contrato social cuando determinamos la satisfacción de qué necesidades y la producción de qué bienes se realizará mediante el mecanismo de la familia, del dinero o del Estado.
En tercer lugar, resulta fundamental para para la formulación del contrato social la diferenciación entre tres grandes técnicas de política pública:
- La provisión de los bienes (por ejemplo mediante servicios sociales públicos que proporcionan cuidados de larga duración).
- La predistribución (por ejemplo, invirtiendo en conocimiento y capacitación de los agentes que aumente su capacidad de producción de cuidados).
- La redistribución (por, ejemplo, garantizando a todas las personas unos cuidados adecuados en el final de su vida, con independencia de los recursos o capacidades que tengan ese momento).
Por último, en cuarto lugar, se trata de ver qué segmentos sociales (en función de su posición económica, sexo o edad) son beneficiados o perjudicados en cada caso y en qué medida se pueden lograr sinergias y alianzas entre segmentos o nuevas formas de segmentación y nuevos sujetos.
(Esquema preparado para la Vicelehendakaritza y Departamento del Gobierno Vasco responsable en materia de Inclusión.)